sábado, 23 de enero de 2016

A las puertas del desierto


La entrada en Merzouga no puede ser más monumental. Atravesamos la puerta del desierto y nos instalamos en el campamento Le Petit Prince y nos ofrecieron una cena tradicional berebere. A pesar del aspecto, que es mejorable, estaba muy bueno.





Asistimos a una actuación del grupo Pigeons du Sable, músicos que en su origen provenían de Mali y se asentaron en un pueblo cercano.

Primero la devoción...


...después la obligación.


 ¿Qué comerán estos chicos?



Preparados para pasar una noche en el desierto...




y ver su puesta de sol.


Después de hora y media de camello, con el trasero un poco perjudicado, llegamos al campamento,



en el que nos da la bienvenida, Omar, que tanto fríe una corbata como plancha un huevo.



Nos esperaba esta preciosa habitación en una haima, pero antes nos ofrecieron una cena berebere a base de una sopa típica (harira) y un tajine, que los chicos del campamento amenizaron con un concierto de cantos, tambores y krakebs (una especie de castañuelas de metal)




Nos pegamos un madrugón para ver amanecer en el desierto.



Y ahora toca regresar, y a estas horas en el desierto hay que echar mano de las mantas. ¡Y un cojincito suplementario en trasero!


Addi, nuestro camellero.


¡¡¡Te has portado bien!!!


Aquí aún no se ha acometido la traída del agua.


Visitamos las Gargantas del Todra...


y las Gargantas del Dades, vistas desde el Hotel Timzzillite que está en su cima.




Una visita al Ksar de Ait ben Haddou es obligada. La mayoría de los habitantes de la ciudad viven en el nuevo pueblo al otro lado del río, sin embargo, algunas familias aún viven dentro del ksar.

Es Patrimonio de la Humanidad declarado por la UNESCO y se han realizado varias películas famosas en el lugar: Lawrence de Arabia, La Joya del Nilo, Gladiator, Jesús de Nazareth, La Momia, y otras de las que nos enseñaron fotografías.





De camino a las Cascadas de Ouzoud a través del Alto Atlas, disfrutamos de la gastronomía local. Que conste que pedimos patatas fritas con huevos, que es lo que nos apetecía, pero este fue el resultado. El cocinero decía que era tortilla berebere.



y hacemos un alto en el Col du Tichka, en donde Ermi realiza su primer negocio, cambiando una sudadera por una pulsera tuareg. ¡Vaya negocio!



Llegamos a las Cascadas de Ouzoud. Tienen una altura de 110 metros.
A lo largo del descenso multitud de tiendas ofreciendo sus artículos y restaurantes preparando sus tajines e invitándonos a sentarnos en sus terrazas.


Los monos que habitan en las cascadas salen a tu encuentro acostumbrados a que los turistas les ofrezcan algo de comer.


Después de alojarnos en el Relais de Marrakech y saludar a nuestros vecinos, con sus grandes camiones, nos vamos a cenar a la siempre bulliciosa Plaza Jema el Fna de Marrakech.








Plaza Jema el Fna


Puestos de venta en la Plaza Jema el Fna



La Koutoubia


La Menara






Después de compartir el viaje durante 10 días, dejamos a María Jesús y a Mariano en el aeropuerto de Menara-Marrakech. Han sido unos magníficos compañeros de viaje y esperamos que la experiencia se pueda repetir en el futuro y desde aquí les mandamos un fuerte abrazo.





Nosotros continuamos cinco días más en Marrakech, recorriendo sus zocos y poniendo a punto vehículo, haciendo colada y poniendo el blog al día, que lo teníamos un poco olvidado.
Una vez todo listo, pusimos rumbo a Essaouira. La ruta desde Marrakech es muy relajante, el terreno es muy llano lo que permite que la carretera sea de rectas interminables. A partir de Chichaoua nos sorprendió una nueva "autovía" de dos carriles en cada sentido que nos llevaría a Essaouira.

Conforme nos alejamos de Marrakech, se dejan de ver campos cultivados, para ver un terreno pedregoso en el que la única vegetación es el árbol de argán, del que se extrae un aceite muy valioso, tanto para alimentación como para cosmética, en el que las cabras son capaces de subirse a sus copas para comerse su fruto. Este aceite lo elaboran fundamentalmente cooperativas de mujeres.





La primera noche en Essaouira, con objeto de aprovechar bien el tiempo y dado que el campamento que habíamos elegido para pasar aquí unos días nos quedaba un poco alejado, nos alojamos en un parking que la ciudad tiene destinado para autocaravanas. La playa la tenemos a un paso. La arena no puede estar más cerca.

Visitamos el puerto pesquero donde los marineros venden lo que sacan del mar cada día. Hay a la venta desde barracudas, pequeños escualos, morenas, erizos de mar, además de los más habituales, sardinas, jurelos, lenguados, doradas, lubinas, san pedros, cigalas, gambas, centollos, nécoras, etc. Del centollo dimos buena cuenta nosotros. No nos pudimos resistir, por 15 Dh... o lo que es lo mismo 1,40€. No era como el de nuestras rías pero no estuvo nada mal.











Al día siguiente, con un poco más de calma, visitamos la ciudad de Essaouira, también conocida por la antigua denominación de Mogador. Su Medina está declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Recorrimos su paseo marítimo



Isla de Mogador frente a la ciudad de Essaouira



La playa



Miles de surfistas se desplazan hasta aquí para practicar su deporte favorito por las buenas condiciones que tiene para la práctica del wind-surf y kite-surf.



Como cada vez que visitamos esta ciudad, fuimos a un hamman a darnos un masaje en el centro de estética Le Spa, dirigido por la simpática Nafissa, que junto a su ayudante Majda nos dejaron el cuerpo y la piel como la de un bebé.









Los portugueses construyeron aquí un puerto y una fortaleza que aún pueden visitarse.



La Medina fue escenario de la serie Juego de Tronos.



Ermi "negociando" nuevas compras con Jamal.



Visitamos también, como años anteriores, el Riad Mimouna, donde tomamos unos tés a la menta, en la cafetería del ático, donde hay una vista extraordinaria de toda la ciudad.









Skyline de Essaouira.



Unos días de relax en el camping Le Calme.













Antes de arrancar para Agadir, hay que ocuparse del mantenimiento de nuestra vivienda...



Nos vamos satisfechos de los días pasados en Essaouira, como también se retiran los dromedarios después de un día duro de trabajo.







La carretera que separa Essaouira de Agadir es bastante sinuosa, pero muy entretenida, ya que discurre paralela al Océano Atlántico.

En todo el recorrido los lugareños ofrecen sus productos en la carretera, sobre todo miel y aceite de argán, aunque también hay los que ofrecen mejillones cocidos sin la concha.

Hicimos alto en el camping de Atlantica d´Imourane, próximo al pueblo de Taghazout, muy visitado por los surferos. Un camping excepcional con salida directa a la playa y con todos los servicios. Allí plantamos nuestra bandera.









Coincidimos con un campeonato de surf que se celebraba ese viernes (festivo musulmán)










En Agadir pasaremos unas típicas vacaciones de sol y playa de unos 7 días, antes de introducirnos en el África Negra, ya que la temperatura de 23º invita a remolonear bajo el sol.

Paseo marítimo.



La Marina de Agadir.









Inscripción: Alá, Patria, Rey



Durante estos 8 días que pasamos en Agadir nos dio tiempo a hacer de todo, desde ir a la playa por las mañanas, visitas turísticas por la tarde, como al Souk al-Had, el Valle de los Pájaros o la Kasbha en la montaña que domina Agadir, reponer víveres en el hipermercado Marjane, y el día 3 de febrero celebrar mi cumpleaños con un masaje berere y un hamman de 2 horas y media de duración.



¡Hasta aquí llega la fama de nuestros pimientos!






También hubo tiempo para el mantenimiento. Hemos encargado la construcción de dos soportes para el agua potable y reforzar los escalones de la escalera, que empezaba a dar síntomas de agotamiento, en un herrero de Aouir y hemos cambiado el grifo del fregadero, porque goteaba, en la "plomberí" del mismo pueblo.

Los soportes para el agua potable recién pintados.



La instalación fue cosa mía. ¿A qué quedaron bien?



La "plomberi" no inspiraba mucha confianza, pero el "plombí" se lo curró, y de dos piezas, con un buen soplete, hizo la que le hacía falta.

Tengo que decir que en Marruecos siempre me hicieron unos arreglos muy bien hechos: recuerdo la soldadura del tubo de escape de una Volkswagen California y el arreglo del árbol de transmisión de una Ford Transit. En una ocasión me hicieron un silentblock con un taco de una rueda de un tractor. ¡Son unos fenómenos!





Trabajo fino, fino.



Nos despedimos de Mohamade y sus compañeros del área de servicio Afriquia que fue nuestro Cuartel General durante los días que pasamos en Agadir y...



¡Cambio de planes! Antes de dirigirnos al sur, hacia el África Negra, vamos a pasar unos días visitando el Anti Atlas, ya que tenemos buenas referencias de esta zona. En concreto la zona que hay entre Taroudannt y Tafraoute. ¡Veremos lo que nos depara!

Agadir se despide de nosotros con esta espectacular puesta de sol.