domingo, 20 de marzo de 2016

Senegal. Toma de contacto.


La entrada en Senegal la hicimos por Diama. Es la tercera vez que entramos por esta frontera. Algún día habrá que entrar por Rosso, la que consideran la frontera más complicada del mundo.

Ya estamos en Senegal. 


Río Senegal.


Atravesamos la barrera de la presa en donde un encargado corrupto nos cobró 12.500 FCFA, cuando sabemos de sobra que el importe es de 4.000 FCFA. Sellamos los pasaportes en la policía, contratamos un seguro por 4 meses para todo el CEDEAO y obtuvimos el passavant de 2 días por 5.000 FCFA, que nos permite llegar a Dakar para sellar el Carnet de Passage en Douane. Es una pena porque nos gustaría quedar varios días en Saint Louis para hacer una travesía por el Río Senegal y saludar a algunos amigos, pero la burocracia es así por estos lares.

Oficina de seguros en el lado senegalés.


Vista de Saint Louis desde Google Earth. Se observa el puente Faidherbe sobre el Río Senegal que une tierra firme con la primera isla, y la segunda isla de cara al Océano Atlántico que va hacia el sur al Parque Nacional de la Langue de Barbarie.


Puente Faidherbe en Saint Louis con el firme de asfalto. La primera vez que lo atravesamos tenía el firme de largeros de metal y tenía más encanto.



Esta foto la hicimos en el 2009.


Desde que entramos en el Sahara sólo venimos pensando en tomarnos una cervecita en el Hotel Harmattan. Tiene una cafetería tan retro/colonial que parece que nos vamos a encontrar dentro a Robert Redford y a Meryl Streep.


Vistas de Saint Louis con sus edificios de estilo colonial.









La segunda isla es un hervidero. Los pescadores que vienen del mar cargados de pescado, las mujeres vendiéndolo y ocupándose de las tareas domésticas, los niños correteando por las calles entre carros y camiones y todo tipo de animales, cabras, corderos, caballos, burros, gallinas,... hasta pelícanos. Todo un espectáculo para la vista, no así tanto para la nariz.

















Un paseito en calesa para recordar la ciudad.


El Hotel La Poste, un punto de referencia para todos los viajeros.



Dejamos Saint Louis con la pena de no poder quedarnos unos días más y nos dirigimos al Parque Langue de Barbarie donde estaban nuestros compañeros viajeros Ronald y Rini, y quedar con ellos para ir a Dakar a sellar el Carnet de Passage en Douane.

Este parque sería un paraíso para nuestros amigos Diego Sarmiento y Zalo Saavedra porque se encuentra todo tipo de aves y no pararían de darle al disparador de su cámara.








Para acceder al Campamento Zebrabar, otro punto mítico de los viajeros, han elevado la pista, ya que antes había que esperar que la marea te lo permitiese.



Camino de Dakar nos encontramos con una carretera en excelentes condiciones y unos paisajes que son un regalo para la vista.


Baobab.

Cuenta una leyenda africada que este árbol fue castigado por su orgullo a crecer al revés, con sus hojas y flores bajo tierra y sus raíces al aire, dándole ese extraño aspecto. A pesar del castigo, nunca pasas indiferente al lado de un baobab.


Puestos de venta a lo largo de la carretera.




Hicimos noche en una población del camino donde Ermi entabló nuevas amistades. Haciéndole una cura a Adama (propietaria de este comedor)


Cualquier sitio es bueno para desplazarse. No parece que vayan más cómodos los de dentro.


Cruzamos la vía de tren que une Dakar con Bamako (Mali). Es una pena que esta línea esté suspendida, porque tiene que ser un espectáculo ver todos estos paisajes desde la ventanilla de un tren.


Para entrar en Dakar han inaugurado recientemente una autopista que evita pasar por Rufisque, donde para hacer un par de kilómetros estabas toda la mañana. De todas formas la situación aún no está resuelta completamente.



La Corniche, con la Isla de Gorée al fondo, desde donde embarcaban a los esclavos hacia América. Merece una visita.


Isla de Gorée.







Estatua de la Liberación de la Esclavitud.


La puerta sin retorno por la que embarcaban a los esclavos.




Puerta del Tercer Milenio en La Corniche.


Los car-rapide son unos mini autobuses cada cual más bonito que tratan de conservar.





A pesar de ser pequeños parecen el camarote de los Hermanos Marx.


Una vez sellado el Carnet de Passage en la aduana del puerto (no hay que pagar nada) y sacado los visados de Ginea Conakri (36.000 FCFA/pax) y Costa de Marfil (33.000 FCFA/pax) lo celebramos con una comida en el "Just 4 u", un restaurante emblemático donde se puede escuchar música africana en directo.



Nos dirigimos al Lago Rosa para pasar unos días de relax.

Pero antes, una cervecita en Yoff (Playa al norte de Dakar)





Al llegar al Hotel Arc en Ciel en el Lago Rosa, nos encontramos con Heiko y Ursula, unos chicos suizos que también están yendo a Sudáfrica y que habíamos conocido en el Zebrabar de la Langue de Barbarie.


Hotel Arc en Ciel. ¡Qué maravilla de hotel! Creemos que nos vamos a quedar más tiempo de lo que teníamos previsto. Entablamos amistad con Patrick, el dueño, e Ibou, el encargado, que nos hizo muy cómoda la estancia.

El restaurante.



Las habitaciones, al fondo.


La piscina y jacuzzi al lado.






Los más numerosos moradores del hotel. Los había a cientos.


Ibou, enamorado de nuestro camión. Se lo enseñaba a todo el mundo que pasaba por el hotel.


A veces contactas con el África profunda. Este trabajador estaba tomando esta "medicina" (unas raíces de no sé qué) para lo que parecía ser una gastroenteritis. Le dijimos que probara a estar en ayunas 24 ó 36 horas y nos lo estuvo agradeciendo cada día que nos veía.


Definitivamente Ermi ya no le tiene a los animales. Acarició a un camello y a un burro, vive entre lagartos sin inmutarse, pasea entre las vacas y las cabras como si fuera la mismísima Heidi. Falta la prueba de fuego ¡las gallinas!



Si quieres dar un paseo solo, ¡misión imposible! La gente es de lo más amigable. A veces demasiado...





Este pan que compramos parece sacado de la pintura "los relojes" de Dalí.


Hay una gran oferta de hoteles, campamentos y restaurantes en el lago.


Lago Rosa, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Nos han comentado que el lago se alimenta subterraneamente del mar que está a 1,5 km. detrás de las dunas.









La profundidad del lago es de 1,5 metros y en el suelo hay otros 1,5 metros de sal que la extraen unos trabajadores provistos de botas y guantes y completamente untados de crema de karité para evitar las quemaduras a causa de la sal.

Anualmente se extraen 580.000 toneladas de sal que se exporta a todo el mundo para utilizar principalmente en el deshielo de carreteras.













A pocos kilómetros del Lago Rosa se encuentra Cayar, un pueblecito marinero que nos recomiendan que visitemos, y lo cierto es que no nos defraudó. 













Compramos una merluza y un bonito.









Recibimos un whatsapp de nuestros compañeros de viaje Ronald y Rini, que por cierto, están alojados en el campamento Calao du Lac, en el que nos dicen que han leído que la frontera entre Guinea Conakry y Costa de Marfil está cerrada a causa del ébola, así que han ido a sacar el visado de Mali para entrar en Costa de Marfil desde ese país, con lo cual nuestros viajes se separan en este punto, ya que nosotros, por motivo de mi profesión, no tenemos autorización a entrar en Mali.

Con la ayuda de nuestro amigo Ibu (Ibrahim), nos ponemos en contacto con ambas embajadas y nos dicen que no tienen constancia de ese cierre, con lo cual nosotros seguimos con la intención de llegar a Costa de Marfil por Guinea Conakry.



Después de unos días de descanso, nos desplazamos a Touba para pasar unos días en casa de nuestro amigo Saliou Touré. Un senegalés que trabaja en Vigo y que conocemos desde hace más de 30 años, y que cada vez que visitamos Senegal pasamos unos días en su casa, lo que para nosotros es uno de los momentos más interesantes de nuestra estancia en este país.

Allí nos esperan su mujer Fati Sec y su hermano Serigne Touré y sus dos esposas, Busha y Fatu Lei. También estaremos con Chuva, la hija de Saliou y su nieto Serigne Backe. Las nueras de Serigne, Fati Fall y Arame que tienen a su marido Maka trabajando en Italia y a Anyagua cuyo marido trabaja en Dakar, y decenas de familiares y vecinos más, Ngate, Mohamed, Cuya, Manyara ...