viernes, 4 de marzo de 2016

A través del Sahara


Después de pasar unos días en Sidi Wassay, en el Parque Nacional de Sous-Massa, decidimos iniciar la travesía por el desierto. Tenemos unos 1.500 km. por delante hasta llegar a Nouadhibou, en Mauritania y 2.300 km. hasta llegar a Saint Louis, en Senegal.


La primera ciudad que nos encontramos es Tiznit. Es famosa por sus expertos plateros. Lo que nos pareció más interesante fue su Medina rodeada por 7 km. de muralla. En uno de los barrios de la Medina, había un gran mercado de productos de segunda mano, muchos de los cuales perecía imposible que se pudieran vender.



Desde hace 4 años, también es oficial en todo Marruecos el amazigh, la lengua usada por los bereberes de la zona del Medio Atlas. En muchos letreros oficiales se incorpora la escritura tifinaghe.



Es curioso cómo en este país conviven con normalidad diferentes cuestiones culturales; adornan las ciudades en Navidad y también celebran su Aid el Kevir (fiesta del cordero); su día de descanso es el domingo a pesar de que su día santo es el viernes y se manejan con el calendario gregoriano, que es un calendario solar, con la misma soltura que con el calendario musulmán, que es lunar.
En esta puerta figuran ambas fechas de su construcción.


Hicimos uso de un taxi colectivo, que aquí llaman set-place, por las siete plazas que pueden llevar, pero en este caso debiera llamarse dix-place, porque si se cuentan las cabezas, aparte de la mía que estoy sacando la fotografía, sale un Peugeot 504 break muy bien aprovechado.


Había que ir al ritmo que nos marcaba esta paisana...


Camino de Sidi Ifni, pasamos por Mirleft, que muchos marroquíes utilizan como lugar para pasar sus vacaciones.


Atardecía cuando llegamos a Sidi Ifni, capital de la antigua provincia española de Ifni. En los años sesenta del siglo pasado era conocida como "la ciudad de las flores"



Nos alojamos en el camping que lleva el nombre de la ciudad. Los 3 camping con que cuenta, están ubicados a pie de playa.


Esta ciudad sigue manteniendo, a pesar del paso del tiempo, un cierto sabor a antigua colonia española. Algunos rincones nos recordaron a Melilla.

En el antiguo consulado español aún sobrevive un escudo preconstitucional.



Muchas calles aún siguen manteniendo su nombre original.




Algunos rincones de Sidi Ifni.


El Ayuntamiento.


Jardines de la Libertad.


Faro.


¡Cuánta fiesta debió de vivir este local en su época dorada!


El antiguo aeropuerto, en el corazón de la ciudad, donde aterrizaban los aviones estafeta procedentes de España.


Y su torre de control.



Tibias expresiones en alguna pared, aunque no fue tan tibia la reclamación de provincia para Sidi Ifni, que hasta hace 4 años dependía de Agadir. Las movilizaciones, que duraron un mes, le costaron el puesto al alcalde que encabezaba las manifestaciones, pero alcanzaron su objetivo. Ahora Sidi Ifni es una provincia más de Marruecos.


Seis años separan estas dos fotografías. No se sabe cuál es la de 2009.



Una vista de la escalinata que lleva a la playa, con el Hotel La Suerte Loca al fondo. 


A 10 km. de Sidi Ifni se encuentra la Playa de Legzira, de visita obligada por los arcos que formó el mar en el acantilado.

El acceso parece que se lo traga la tierra.


De camino, este burrito nos seguía como si fuera un perro. Ermi, en un alarde de valentía, lo acarició como si lo hubiera hecho toda la vida.

Nota del autor: le tiene miedo hasta a las gallinas..., aunque ya acarició a un camello y ahora a un burro. ¡Increíble!



Vista de los pequeños hoteles y restaurantes de la playa,


y de los arcos.





Después de Sidi Ifni nos dirigimos a Playa Blanca con la intención de hacer noche en el complejo Fort Bou Jerif.

Los primeros 20 km., pegados a la costa, fueron hechos con una carretera aceptable, pero poco a poco se fue deteriorando...



hasta desaparecer el asfalto y convertirse en una pista, en ocasiones intransitable.



Aquí utilicé, por primera vez, la reductora con tracción a las cuatro ruedas. Durante el resto del camino utilicé las marchas intermedias con tracción a dos ruedas.




Desde aquí nos separaban 11 km. de Fort Bou Jerif y tardamos una hora y media.

Los dos primeros kilómetros eran esperanzadores,





pero poco a poco la cosa se fue complicando.



En ocasiones debía inspeccionar el terreno a pie porque se corría el riesgo de volcar el camión y había que utilizar pistas alternativas.







Era tal el bamboleo del camión, que me paré a comprobar que todo iba en orden en la célula vivienda.



¡Todo ok!



Un kilómetro antes de llegar a Fort Bou Jerif, encontramos este paso de río, que encontramos ideal para detenernos a comer.









Mientras estábamos preparando la comida, aparecieron estos tres vehículos de unos alemanes que también eligieron este sitio para detenerse y montar el campamento. 


Disfrutamos del lugar, aunque no pensarían lo mismo el montón de ranas que dejaban de croar cuando nos acercábamos a ellas, saltando a la charca.









Al final, entre los alemanes y nosotros, habíamos formado un campamento.




Después de comer hicimos el último kilómetro para alojarnos en Fort Bou Jerif y... ¡horror! ¡Estaba cerrado!



Tuvimos que hacer otros 9 km. de pista hasta encontrar la carretera asfaltada que conducía a Playa Blanca, una playa de 40 km. de largo. La más larga de Marruecos.




Vamos camino de Tan Tan Plage a pasar unos días y Tan Tan, que está a 20 km. nos despide con esta curiosa puerta de salida.


Nos alojamos en el Camping Equinox, en primera linea de la playa de Tan Tan Plage. Para nuestro gusto es el mejor de los tres que ofrece esta población. Esta dirigido por Salaj y atendido por Rashid, que en todo momento estuvo preocupado de hacernos la estancia lo más agradable posible y lo consiguió.



Tomar un té desde una de las terrazas que tiene el camping, con estas vistas, no tiene precio.



Hemos estado en Tan Tan Plage cuatro días preparando los 2000 kilómetros que tenemos por delante para atravesar el desierto del Sahara


El tajine no puede faltar a mediodía.


Con los trabajadores del camping, Rashid y Joshef


Hay que destacar la cordialidad y hospitalidad de toda la gente que nos hemos encontrado.

Hemos pasado muchísimo tiempo hablando con Webislam, el propietario de la tienda donde comprábamos, él en árabe y nosotros en español. Fue una conversación realmente fluida. Nos explicó montón de curiosidades y anécdotas del país. Está claro que no es necesario hablar el mismo idioma cuando hay ganas de entenderse.

Nos llamó la atención que los precios los calculaba en Riales y luego dividía por 20 para convertirlos en Dirhams. A nosotros nos pasa algo parecido con las pesetas...

Guardaremos un buen recuerdo de Webislam.


Decimos adiós a Tan Tan Plage y nos dirigimos a Ajfenir y Tarfaya.

Una preciosa despedida.



Unos kilómetros antes de llegar a Tarfaya, se puede ver el mar a través de este enorme agujero en la tierra. Le llaman El Agujero del Diablo.



Paramos a comer en Tarfaya. Encargamos en un restaurante de carretera un sargo con ensalada marroquí, un filete de camello, que nunca había probado, y de postre naranja a la canela. Nos lo comimos en el camión, ya que Ermi no puede con los gatos y por la zona merodeaban unos cuantos.


Una vez pasado Tarfaya se dejan ver las primeras dunas.


Y no se detienen ante nada.



Al atardecer llegamos al Campamento Villa Bens, un bonito camping regentado por el italiano Giampiero y su pareja la marroquí Bouchra. También éste estaba invadido por las dunas.





En Tarfaya están remodelando el puerto para que sea más seguro y que la Compañía Naviera Armas reanude el enlace con Fuerteventura, después de que uno de sus barcos encallara en sus proximidades.


Hemos observado que Marruecos "progresa adecuadamente" pero aún le quedan algunas cosillas por pulir...


Camino a El Aaiún, nos tuvimos que hacer a un lado para dejar pasar a "La Vuelta Ciclista". ¡Increíble, en pleno desierto! 


Puerta de entrada a El Aaiún y vistas de la ciudad. Hicimos un alto para retirar dinero en un cajero automático, tomar un café y echar gasolina. Aquí merece la pena llenar los depósitos ya que el combustible está subvencionado. El litro cuesta 4,40 Dh. (Unos 43 céntimos de Euro)





Su lucha incansable por controlar la arena les hace ganar algunas batallas.





Tramo de autovía a la salida de El Aaiún


Restos de naufragios en la costa del Sahara.



Impresionante avenida de entrada en Boujdour.


Las etapas del Sahara son largas y duras y sólo estás deseando llegar al campamento para tomar una ducha y descansar. En este caso, el Sahara Line en Boujdour, no nos decepcionó.



Faro del Cabo Bojador


¡¡¡Bon Jour!!! Otro día de dura travesía nos espera. De Boujdour a Dakhla.



A la salida de Boujdour me encontré con estas señales. ¿Prohibido camiones? ¿No puedo seguir? Si sólo hay una carretera...


Y la carretera , en muchos tramos, no está para despistarse.


Se agradecen estas áreas de servicio para tomar un cafelito y estirar las piernas.


En la ruta del Sahara se encuentran numerosos poblados de pescadores. Aprovechamos para visitar este de Imoutlane y de paso, comprar algo de pescado, pero llevaban varios días sin salir a la mar por culpa del fuerte oleaje.




El mar va reclamando terreno a la costa. Es una constante en toda la costa del Sahara.


A la entrada de la península de Dakhla se encuentra una zona ideal para la práctica del kitesurf.





Entrada y calles de Dakhla, antigua Villa Cisneros.







Estos son días de demasiada carretera. ¡Ya llegará el relax!



Uno de los típicos puntos donde nos gusta fotografiarnos los viajeros.



Millas, millas y soledad.



La gasolinera del Hotel Barbas era la última donde se podía repostar a precio subvencionado. Ahora han abierto una en la misma frontera, pero a nosotros nos gusta repostar en esta, como siempre hemos hecho. Total: 350 litros de combustible.



Y ahora, a continuar viaje. Nos espera Mauritania.




Los trámites en la parte marroquí fueron rapidísimos. En la parte mauritana contratamos los servios de Almeida que resultó ser muy eficaz, ya que no encontramos a nuestro amigo Mouktar. Pagamos 120€ de visado por persona por un mes y una entrada, 10€ de aduana por el vehículo, 500 Ouguillas por derecho de aparcamiento, vaya morro, y unos 27€ de seguro por 10 días y una propina merecida a nuestro guía. Total 300€.

Al pasar la frontera coincidimos con el tren más largo del mundo (1 km. aproximadamente) que hace el trayecto desde el puerto de Nouadhibou a las minas de Zouerat. ¡¡¡Impresionante!!!







En Nouadhibou nos encontramos con nuestro amigo Mouktar.


Al día siguiente nos esperaba otra panzada de kilómetros, queríamos llegar a Nouakchott, con nuestros compañeros de viaje Ronald y Rini, que también tienen previsto llegar a Sudáfrica y que conocimos en Dakhla.



Pero un incidente con la policía hizo que nuestros planes se fueran al traste. Perdimos demasiado tiempo y llegar a una hora razonable a Nouakchott ya no era posible, decidimos pasar el resto del día y de la noche en el campamento Auberge des Dauphins que regenta Cristina, una chica de Cádiz, que nos atendió maravillosamente.





Un lugar perfecto para los amantes del kitesurf.



En marea baja se puede coger un cubo de berberechos en media hora. Están buenísimos.
Ermi parece una de las mariscadoras de Carril.


Un bonito amanecer. Esperemos que hoy vaya todo bien.


Los 450 kilómetros que separan Nouadhibou de Nouakchott tienen su belleza. La carretera está en relativo buen estado, sobre todo sabiendo que no hace demasiados años había que hacerlos por la arena de la playa en marea baja.















A mitad de camino se encuentra la gasolinera de Total, que no hace mucho era la única que había entre las dos ciudades, aunque ahora han abierto alguna más. Aprovechamos para estirar las piernas y Ermi para entablar nuevas amistades. Un padre maliense que viajaba con su hijo.





Hicimos otros 250 kilómetros hasta llegar a la playa de Nouakchott y alojarnos en el campamento de Les Sultanes que regenta Nicolás y aún pudimos disfrutar algo de playa.













Al día siguiente pretendíamos llegar a San Luis en Senegal, con lo que las imágenes típicas de Mauritania se fueron sucediendo.































En este punto entramos en el Parque Nacional Dawlin, que comparte con Senegal, separado por el río del mismo nombre.









De aquí a la frontera es un paseo por una pista en bastantes buenas condiciones.

6 comentarios:

  1. Hola pareja, sensacional como siempre, es un placer abrir esta ventana y encontrarse con una aventura de ese porte. Parece que "Vek" va sobrado por ahora. Besos

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  2. Hola Fernando, cada vez es más complicado tener el blog al día porque el acceso a internet es cada vez más difícil.
    Ahora estamos pasando unos días en Lago Rosa (Senegal) y esperamos poder actualizar el blog.
    Como siempre, nuestro más fiel seguidor. Se agradece.
    Besos.

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  3. Suerte pareja, que continúen por buen camino y Felices Pascuas!

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  4. Suerte pareja, que continúen por buen camino y Felices Pascuas!

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  5. Hola Luis y Ermi! soy Cristina (Nouadhibou)! de casualidad encontré esta entrada, que alegría!! Un saludo muy grande!

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    1. ¡Hola Cristina! ¡Qué alegría saber de ti! Te mandamos otro saludo muy cariñoso. Besos

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