miércoles, 6 de abril de 2016

Senegal. El Sahel. Touba


El día amaneció nublado y consideramos que era una buena ocasión para ir a Touba, ya que la temperatura en esa ciudad, en condiciones normales, suele rondar los 38-40 ºC. Pagamos la factura del alojamiento en el Hotel Arc en Ciel y nos sobraron menos de 1.000 FCFA (menos de 1,5€). No podíamos ni comprar fruta.

Pensábamos sacar dinero en algún cajero automático en Thiés, pero al ver uno de camino en una gasolinera de un pueblo con el curioso nombre de Km 50, paramos y nos preparamos para sacar dinero, algo que habíamos dicho que no haríamos jamás. Habíamos decidido sacar dinero en cajeros automáticos de sucursales abiertas para poder hacer una reclamación en el momento en que sucediera una incidencia. 

Introduzco la tarjeta, selecciono retirar 400.000 FCFA y ¡HORROR! Se pone la pantalla en negro y suena una sirena de alarma. Reclamamos al gerente de la gasolinera y nos dice que se ha ido la luz. En eso, recibo un mensaje de mi banco en mi teléfono móvil que me informa que acabo de retirar 400.000 FCFA ¡y no es verdad!. Vuelve la electricidad y el cajero no me devuelve la tarjeta, ni me da el dinero. En la pantalla dice que llame al 338599999 o acuda a la sucursal más próxima de Ecobank. El gerente de la gasolinera llama a ese número de teléfono y le dicen que hasta el viernes, dentro de dos días, no irían por allí. Decido ir hasta Thiés, que está a 20 km., que es donde está la sucursal más próxima y dejar a Ermi vigilando el cajero por si en una próxima extracción sale nuestro dinero. Al llegar a la sucursal de Thiés, a las 3 de la tarde, le comento lo sucedido a una funcionaria y me dice que hasta el próximo viernes no se puede hacer nada. Me tranquiliza por la situación de mi tarjeta y el dinero. ¡Hasta que no lo vea no lo creo!

Para evitar una panzada de kilómetros en ir a Touba y volver dos días después, decidimos quedarnos, por lo menos hasta el viernes, en el Auberge Chez Nicolás de Thiés. Electricidad, aseo y ducha de cazo con agua caliente por 2,500 FCFA. Nos pareció un buen precio.

Muchas parejas van y vienen, pero nadie pasa la noche entera en el albergue. Tenemos algunas sospechas de las actividades que se desarrollan allí..., aunque el rezo, cinco veces al día, que no falte.


Para llegar a la sucursal bancaria hay que encontrar la salida en esta rotonda. No es nada fácil.


El viernes 25 de marzo nos dirigimos a la sucursal del Banco Ecobank en Thiés. Habíamos quedado de ir a las 3 de la tarde, pero a las 12 y media ya estábamos allí. Esperamos a que la funcionaria que me atendió el miércoles quedara libre y cuando quedó libre nos remitió a un superior llamado Youssou y nos devolvió la tarjeta que ya tenía en su poder, pero referente al dinero nos dijo que cuando se resolviese el expediente me lo ingresarían en cuenta. Nos intercambiamos los correos electrónicos y le comenté que a la vuelta de Touba me pasaría por la sucursal por si había novedades. ¡La cosa va pintando bien!

Como terminamos temprano, nos planteamos si nos quedábamos una noche más en Thiés o nos acercábamos a pasar la noche al Complejo Turístico El Baol de Mbake y así ya estábamos a tiro de piedra de Touba. No queremos estar en carretera si anochece, pero creímos que llegaríamos de día, así que nos pusimos en camino.

La carretera que une Thiés con Touba es una maravilla rodeada de paisajes con ese color pajizo tan propio del Sahel. Los baobabs nunca te dejan indiferente y Ermi se hartó de hacerles fotografías.







Fruto de los baobab que llaman "pan de mono"



Pequeños poblados, escenas de la vida cotidiana y puestos de venta se suceden y hace que el viaje se haga muy entretenido, con la vía del tren que lleva a Bamako siempre a la izquierda hace que la zona no parezca tan aislada. 

























En uno de los controles de policía, encontramos a este personaje que conocimos en otro viaje. Casualidades de la vida...



También curiosa, es esta silla de ruedas, o ¿habría que decir "silla con ruedas"? ¡Ingenio no les falta!



Como habíamos previsto, llegamos de día al Campamento de Le Baol. Nos quería cobrar 10.000 FCFA, pero tras el consiguiente regateo nos lo dejó en 7.000 FCFA. Nos siguió pareciendo caro, porque aunque tenía WiFi, el cuarto de baño y la ducha eran un nido de mosquitos, pero a esa hora no había alternativa mejor. Para colmo, cuando nos fuimos a duchar no salía agua y tuvimos que ducharnos con un cazo. Como dato positivo, al estar conectados a la red eléctrica, pudimos poner el aire acondicionado de la célula vivienda y el enfriador, que nos dio la vida, ya que la temperatura alcanzaba los 39ºC.


Entrada en la ciudad de Touba.



Al fondo ya puede verse la Gran Mezquita.



Como siempre que visitamos Touba, y ya van cuatro, nuestra presencia provoca una revolución, sobre todo en los niños.

Sabemos que nos estamos aproximando a la casa de nuestros amigos cuando algún niño nos dice ¡Hola Luis! ¡Hola Ermi!, entonces sabemos que estamos cerca...

Ermi se mimetizó en el ambiente vistiendo uno de los vestidos que le regalaron en visitas anteriores. Hay que recordar que Touba es una Ciudad Santa del Islam y está prohibido usar pantalones en las mujeres. También está prohibido beber alcohol, fumar, jugar con alboroto, bailar, fotografiarse hombres y mujeres juntos (ésto nos lo dijeron al visitar la Gran Mezquita)...

Ermi con Fati Sec, la mujer de nuestro amigo Saliou Touré.



El hermano de Saliou, Serigne, estaba trabajando en Dakar donde tiene una quincallería, que se puede traducir por ferretería con materiales para la construcción y no lo pudimos ver, pero sí a sus dos esposas.

La primera, Busha.



Y la segunda Fatu Lei.



Aquí, vestida para acudir a una ceremonia.



La costumbre en las familias musulmanas es que cada esposa tenga una habitación privada en la casa común, en la que el marido alterna para pasar las noches. El marido no debe establecer ninguna diferencia entre sus esposas. Si le compra algo a una, se lo debe comprar a la otra. En la fiesta del Tabaski, le debe comprar un cordero a cada una de ellas.

Otra costumbre entre los musulmanes, por lo menos en Senegal, es que cuando una hija se casa se va a vivir con su marido y si éste no tuviera casa todavía, se va a vivir con los suegros. Por este motivo, casi todas las personas que vemos en las fotografías, o son niños pequeños o son mujeres, ya que sus maridos trabajan fuera.

La única visita que merece la pena en Touba es su Gran Mezquita.





En esta ocasión contamos con la ayuda de Mor, un amigo de Saliou, que también vive en Vigo, para entendernos en casa y cuando íbamos de visita.



Lo sentimos mucho, pero cada vez que les visitamos, les abarrotamos la casa de niños, muchos de ellos, vecinos del barrio que quieren ver a los tubabous (blancos)



Cientos y cientos de fotos. Todo el mundo quiere fotografiarse, y nosotros encantados, porque en general, nos dan imágenes magníficas.





Manyara, Cuya, la hija de Ngate y la hermana de Nyagua. Abajo en el centro, la preciosa hija de Fati Fall.



Cuya, posando como una modelo.



Manyara y la hija de Ngate, otras dos modelos en ciernes.





Saliou y Maka eran dos bebés la última vez que los vimos, hace cuatro años. Ahora ya son unos hombrecitos.












Aquí, Saliou utiliza sus influencias para que le dé un "tangal" (caramelo) a uno de sus amigos.



Este muchachito no quería ir a la "sangu" (ducha) y hubo que convencerlo por las "malas".


Ermi con Arame, una vecina a la que tuvimos la suerte de poder ayudar a recuperarse de una grave enfermedad en el pasado. Aún recordamos emocionados, cuando ya recuperada, nos llevó a conocer a sus padres, ya mayores, y sentados sobre una alfombra de rafia debajo de un árbol, nos daban las gracias en francés, que seguramente eran las únicas palabras que aprendieron para la ocasión.


Entre las nueras de Serigne, Arame, N´yagua y Fati Fall, se turnan cada cuatro días para ocuparse de preparar la comida. En nuestras anteriores vistas siempre le había tocado a N´yagua y en esta ocasión le tocó el marrón a Fati Fall. ¡Una excelente cocinera!


La hora de la comida y de la cena son momentos especialmente complicados para nosotros, ya que no estamos acostumbrados a comer al estilo senegalés, es decir, en el suelo, en una única bandeja y con las manos. A nosotros siempre nos ponen unas cucharas y en mi caso concreto, también me ponen un banco porque me cuesta sentarme en el suelo sin caerme hacia atrás. Hay que reconocer que tanto la presentación, como el sabor de los platos es buenísimo.

Arroz con albóndigas de pescado y salsa yassa.



Ensalada con pollo para cenar.





Thieboudienne (paella senegalesa)





También quisimos visitar a la familia de nuestro amigo Omar Sow, un artesano tallador de madera que conocimos en Saly en el 2009.

En esta fotografía hay dos preciosidades que no conocíamos, su nueva hija Aminata que nació poco después de nuestra última visita en el 2012, que está junto a Vanal, su mujer, y su nieta que está en los brazos de Yénaba, la hija que en aquella fecha aún estaba soltera.



Las dos preciosidades.





Y Falou, que hasta el nacimiento de Aminata, era el pequeñajo de la casa



Como siempre, los niños quieren saludar a los tubabous y montan una algarabía.



Este es el taller de costura de Chuva, la hija de nuestro amigo Saliou.





A las jovencitas de entre 12 y 14 años les prometimos que les invitaríamos a merendar en Mbake, una ciudad próxima a Touba, en donde las prohibiciones de Touba no rigen y para ellas era como ir a una ciudad prohibida.

Cuando dieron las 4 de la tarde del día acordado, se presentaron con sus mejores galas, dispuestas a enfrentarse con lo desconocido.


Quisieron merendar "fataya" una especie de bocadillo de carne de pollo con un huevo frito acompañado de salsa mayonesa y ketchup, con fanta de naranja y de postre un helado.







Se chuparon los dedos.


Y al final les invitamos a ir al campamento donde dormíamos todas las noches a tomar un vaso de leche con chocolate y unas galletas.

Estaban encantadas y volvieron a casa tatareando las canciones que me pedían que les pusiera en el radio-CD del camión a todo volumen.


El último día que estuvimos en Touba fuimos a visitar a la familia de Bara Nyae. En esta fotografía está Aminata, la primera esposa de Bara y a la derecha la esposa de su hermano Abdulai. Falta Love, la segunda esposa de Bara que estaba ausente.






La madre de Bara estaba en la habitación, porque está mal de las piernas y no puede levantarse. Se siente muy orgullosa porque pudo conseguir el sueño de su vida de visitar La Meca, deber de todo musulmán.

Aquí dando la bendición a Ermi...



y aquí relajando.



Al irnos, todos los niños quisieron subirse al camión.



Al finalizar esta visita, tocaba el momento más duro de estos días, la despedida. ¡Hasta siempre, amigos!



6 comentarios:

  1. Que ilusión la de esos chicos! Madre mía!!
    Imagino la tremenda alegría de verlos llegar después de tanto tiempo.
    Ahora, solo por curiosidad: pudieron recuperar "la pasta"? jajaja
    Parezco el rabino del cuento que luego de escuchar la historia de Jesús pregunta inquieto que hicieron con la carpintería ;)
    Abrazo pareja y hasta luego

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    1. Hola Fernando, como siempre eres un "cagaprisas". El desenlace de la "pasta" se desvela en el siguiente capítulo Senegal. Petit Cote. Jajajaja
      Creemos que la gente de allí se alegra de vernos, pero para nosotros es un privilegio poder disfrutar de África desde dentro.
      Un abrazote fuerte y besos para toda la familia, incluyendo a los gorditos.

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  2. Hola pareja...ke tal todo??me encantan las fotos...que envidia!!!un beso ....a seguir asi de guapos!

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    1. Muchas gracias Liliana por ser una fiel seguidora. Nos alegra que te guste.
      Un beso.

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  3. Genial vuestro resumen, nos hemos reído un montón , jajaja
    Un abrazo y cuidaros.

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  4. Muy acertado eso de "resumen" porque es imposible reflejar todas las experiencias que vivimos, pues son días muy intensos llenos de anécdotas.
    Saludos a tu media naranja, que sabemos que es fiel seguidora y besos a los tigres.

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