martes, 19 de abril de 2016

Senegal. Petite Côte.


Después de pasar unos días en casa de nuestros amigos en Touba, decidimos pasar unos días al más puro estilo turista en la Petit Côte senegalesa, una zona de buenas playas que abarca desde Dakar, hacia el sur, hasta el delta de los Ríos Sine y el Saloum, pero antes teníamos dos compromisos ineludibles. El primero, era saber qué había sido de nuestros 400.000 FCFA que estaban en el limbo, y el otro, era visitar una reserva de animales en semilibertad que en ninguno de nuestros viajes anteriores habíamos visitado y queríamos darle una oportunidad.

Así que salimos para Thiés con la esperanza de poder solucionar el problema del dinero y efectivamente, una vez que pudimos hablar con Youssou, pudimos comprobar que el apunte de la retirada de 609,80 € ya no figuraba en nuestra cuenta bancaria.

Continuamos camino hacia Popenguine, pero quisimos acercarnos primero a la Reserva de Bandia para conocer precios y condiciones. Como queríamos visitarlo al día siguiente, preguntamos si se podía pernoctar allí y nos dijeron que no había ningún problema para los visitantes de la reserva.



Pasamos una noche fresca en comparación con la "tángana" (bochorno) de Touba y tuvimos un despertar de lo más bucólico. Un par de monos riñendo por alguna cuestión personal. Mereció la pena pasar la noche allí.



El recorrido por la Reserva de Animales de Bandia. 12.000 FCFA por persona, 10.000 FCFA por vehículo y 6.500 FCFA por el guía (total unos 60 Euros). Nos asignaron a Alasam, que hablaba español.



Una visita, que sin ser del otro mundo, merece la pena. Es fundamental llevar guía, porque al ser una reserva de animales en semilibertad, hay que encontrar donde se esconden en las 3.500 Ha. que ocupa la reserva.





Cuando no se divisaban animales, podíamos pasmar observando los preciosos baobabs.











La reserva la cruza el río Somone y sirve de abrevadero a los animales.



El único lugar donde está permitido abandonar el vehículo es para ver este impresionante baobab donde enterraban en su interior a los griots, que eran los músicos encargados de perpetuar las tradiciones orales y culturales. Se podían ver en su interior varios cráneos y diversos huesos humanos. No se enterraban bajo tierra porque creían que eso acarrearía años de sequía.

En la tradición pagana, los grupos étnicos Serere no entierran sus griots, sino que los depositan en el interior de los troncos huecos de grandes árboles baobab. Una tradición que ha sido mantenida hasta el siglo XX.



A estos dos grandes rinocerontes negros, macho y hembra, había que darles un aporte de alimento, ya que la reserva no genera lo suficiente para ellos. Es la única especie que no han conseguido que se reproduzcan en estas condiciones.



A esta especie le llaman mirlo metálico.



Había que ser muy experimentado, como nuestro guía, para ver esta especie de jineta, oculta en un agujero de un baobab a unos 4 metros de altura.


La mayoría de las pistas son aptas para el camión, 



pero en otras, nuestro Iveco tenía que hacerse sitio.



La gira termina en la laguna que hay próxima a la cafetería-restaurante de la reserva, donde se podían observar una cincuentena de cocodrilos y no se puede perder de vista el vaso si no quieres ver cómo se lo lleva uno de los innumerables monos que pululan por allí.








Después de visitar Bandia nos dirigimos a Popenguine,


y continuando un poco más al norte, por un camino de tierra,


encontramos el Hotel Terre d´Africa del que teníamos noticias por una aplicación de overlanders.



Nos pidieron 10.000 FCFA (unos 15 Euros) por los dos y el vehículo, con ducha y aseo en un bungalow, WiFi y electricidad. Lo más interesante del hotel es su situación al borde del mar y su piscina.





En ese escenario típicamente musulmán, llama la atención este Santuario Mariano dedicado a la Virgen de Popenguíne. De hecho, escuchamos una de las cinco llamadas a oración desde una mezquita cercana.


Parece que tenemos querencia por los Santuarios, pues ya hemos visitado el de Fátima en Portugal, Lourdes en Francia, Padua en Italia, Medjugorge en Bosnia & Herzegovina, y no podíamos dejar pasar éste en Senegal.



Siguiendo por la Petite Côte hacia el sur, llegamos a Ngaparou, donde nos detuvimos a comer a la sombra de un árbol al lado del Hotel Les Écrins, curioso nombre, porque si no tiene otra acepción, significa Los Ataúdes, y mientras comíamos llegó al portalón del hotel un vehículo del que se bajó su conductor para abrirlo. Como nos cruzamos la mirada, nos saludamos y vino a hablar con nosotros, diciendo que nos había visto en el Hotel Dior de Saint Luis. Nos había reconocido porque le había llamado la atención el camión.

Efectivamente, habíamos estado pasando una noche en el antiguo Camping Oceanic, ahora Hotel Dior. Nos dijo que podíamos pasar la noche en el hotel. Le di las gracias y le dije que después hablaríamos.

Al terminar de comer nos acercamos por el hotel, que nos dio una buenísima sensación, y hablando con el propietario Jean Marie y su mujer Nafi, nos dieron todo tipo de facilidades y al saber que nuestra intención era de pasar entre 5 y 7 días me propuso pagar 3.000 FCFA (unos 4,5 Euros) al día, precio que nos pareció baratísimo, ya que contábamos con electricidad, agua, aseo, piscina, WiFi y guarda de seguridad.


Los encargados del mantenimiento y de la seguridad eran Pape e Iouwa, que nos atendieron en todo lo les pedimos.



Dentro de la propiedad tenían un área dónde eran los amos y la adaptaron a sus necesidades con imaginación.





Una vez instalado el vehículo a la sombra de unos mangos,


y reconocido la zona que iba a ser nuestro hogar durante unos días,


fuimos a dar un paseo por la playa en dirección a La Somone. El día estaba muy soleado y tuvimos que protegernos con los pareos. Nos dimos unos baños mientras paseábamos. El agua refresca, pero no está fría.


Volvimos al puerto para comprar pescado y compramos una sepia que nos limpiaron allí mismo en la arena, a 2.500 FCFA el kilo. ¡Menuda ganga!



Esa tarde fuimos a tomar una cervecita a la cafetería La Riviera de Saly y pude ver cómo el Real Madrid ganaba 2-1 al Barcelona en partido de liga, en casa del eterno rival. Al llegar al hotel lo quise celebrar a mi manera.


El lunes 4 de abril, día de la independencia de Senegal, lo pasamos en Saly y cuál sería nuestra sorpresa cuando nos saluda Moussa, un chico que conocimos en un viaje anterior y que nos alegramos un montón de volver a verlo. Nos presentó a su mujer y nos dijo que Saly estaba muy parado, ya que el invierno del 2014 el mar se llevó la playa.

Fuimos a comprobar el estado de la playa de Saly, entrando por el Hotel El Espadón y el Restaurante El Pontón y efectivamente pudimos comprobar que la playa había desparecido en muchos lugares y el mar había causado un destrozo tremendo.

Se puede comparar con la segunda fotografía sacada en 2011.





Aquí se puede comparar cómo quedó el coqueto restaurante Roma.



En comparación con el 2011



Otra vista de los destrozos y cómo desapareció la playa.



Antes de continuar dirección sur, camino de Joal-Fadiouth, llevé el vehículo a una estación de servicio a un engrase general.



Entre despedidas y mantenimiento, nos metimos muy tarde. Comimos en las inmediaciones del Tama Lodge





y como no teníamos claro a donde podíamos llegar saliendo de tarde, decidimos hacer noche en el Campamento La Ferme de Saly y así aún nos daba tiempo de dar un último paseo por la playa.




Aquí tuvimos que besar el polvo, porque así como hasta ahora la calidad de los alojamientos es mejor de lo que en principio se esperaba, este hace bajar un poco la media, porque este campamento es lo que su nombre indica, ¡una granja! Monos, babuinos, gallos y gallinas, un asno, varios caballos, hasta hay un cocodrilo y una pitón comparten el campamento con nosotros.






Los elementos comunes tampoco eran de los mejores. Véase la piedra que está apoyada en la puerta que hace la función de tranca.



Por dentro, el cierre también es muy artesano.



Vista del interior.



Aunque el conjunto tiene un aire muy africano.







Aunque lo que es indiscutible es lo ideal de la situación, al borde del mar.




Continuamos dirección sur, atravesando diferentes humedales, donde pasan el invierno diferentes especies de aves.



Camino de Joal-Fadiouth no es difícil cruzarse con animales salvajes.


Al llegar a Joal, no quisimos perder la oportunidad de comer pescado y nos dirigimos al puerto.



Compramos de nuevo una sepia, que Ermi limpió con arena, como le enseñaron en Ngaparou. 



Nos alojamos en el Centre Assunta. Un centro de hermanas franciscanas, que tiene por objeto la preparación y formación de la mujer. En él reciben formación de cocina, costura, tinte, etc. más de 60 jóvenes.



Aquí prestan sus servicios la Hermana Matilde, la Hermana Celsia y la Hermana Georgette.

Nos permitieron aparcar el camión en sus instalaciones y utilizar los aseos y la ducha, a cambio de nada. Lógicamente les dimos una contribución que utilizarán en el Centro.


Con la Hermana Matilde y nuestro guía Pascal, que habíamos conocido en el 2009.


Estas instalaciones fueron donadas por Holanda en 1.967.



Las Hermanas Matilde y Celsia quisieron conocer de primera mano nuestro blog. La Hermana Gerorgette estaba ausente.



Ese mismo día se celebraba en las instalaciones de una escuela cercana, una velada de lucha senegalesa, que no nos quisimos perder.

Se trata de hacer que el rival toque el suelo con la cabeza, las nalgas o la espalda.

No existe categoría por pesos y el vencedor es por eliminación. El vencedor de un combate para a la siguiente ronda hasta la final.


Es tan interesante el combate en sí, como la parafernalia que rodea el combate, con música de tambores y cánticos agudos y monótonos interpretados por mujeres que crean un estado de éxtasis entre los luchadores.  


Hasta los más pequeños quieren participar.


Varias horas antes de comenzar los combates, los luchadores bailan al ritmo de los tambores y se embadurnan con ungüentos para que les dé suerte. 


Este "monstruo" de rayas verticales fue al final el vencedor que se llevó 2.000.000 FCFA (unos 3.000 Euros)


aunque no en todos los combates los luchadores estaban de acuerdo con lo árbitros.


Al día siguiente recorrimos la isla de Fadiouth, que está unida a la vecina de Joal, a través de un puente de madera, por el que no está permitido circular a vehículos, a excepción de las ambulancias.



En esta isla el 90% de la población es cristiana.



La isla está formada completamente por conchas de berberechos y de ostras.











Incluso los muros están hechos de conchas.



¿The Paradise?



Otro puente une la isla con el cementerio que comparten cristianos con musulmanes.









Por la tarde contratamos un viaje en carro de caballo para visitar el baobab más grande de Senegal de 34 metros de diámetro y el segundo de África después de uno de Kenia que mide 42 metros de diámetro.

El conductor del carro es un serrere llamado Jean.











Son 10 kilómetros de traqueteo que nos deja el trasero molido. Durante el recorrido atraviesa campos de algodón.



Al cabo de un rato llegamos al baobab sagrado.





Nos introdujimos en su interior,



donde vivían cientos de murciélagos.



Allí nos hicimos la foto de rigor.



La salida podía haber sido un poco más elegante, pero Dios no me dio el don de la flexibilidad.



Otro baobab que permite hacer fotos románticas...



Algunas escenas parecían sacadas de Memorias de África.



Después de 20 km. un merecido descanso para el caballo y para nosotros, en la cafetería Murex donde se puede disfrutar de esta preciosa puesta de sol.









Al día siguiente, nuestro guía Pascal nos ofreció un paseo en piragua disfrutando de una perspectiva diferente de la isla de Fadiouth desde el agua.



A toque de pértiga fuimos dejando atrás el restaurante La Taverne du Pêcheur,



dirigiéndonos a los manglares, donde se pueden observar diferentes tipos de aves. Cormoranes,



este no sé cómo se llama, (dedicado a Diego y Zalo)



garzas y pelícanos,





que no se sentían muy cómodos cuando nos acercábamos.



Cambiando de rumbo y pasando por debajo del puente que lleva al cementerio,



pudimos ver los graneros construidos sobre el agua y en el fondo el cultivo de ostras.





Los animales son tratados con mucho cariño. Jean nos dijo que a su caballo lo bañaba todos los días. Aquí un vecino bañando a su burro.


Al regreso pasamos algún apurillo porque había subido la marea y la pértiga no llegaba al fondo. Tuvimos que remar con las manos.



El nombre de esta piragua no nos dejó indiferentes...



El carácter cristiano de Fadiouth nos permite ver estas imágenes de los cerdos, a las que no estamos acostumbrados a ver, campando a sus anchas.

Aquí mariscando.





Aquí, cada uno a lo suyo.



¡Aquí hay un hueco!



¡Organización!



Madre, madraza.



El burro no se quiere perder el espectáculo.



Se acaba el día, pero empieza la noche.





Esta noche nos vamos a ver una actuación de salsa en directo. Aquí el vocalista y guitarra del grupo.



Y como siempre, el duro momento de la despedida. Hermana Georgette, Hermana Matilde y Hermana Celsia (ausente). ¡Muchas gracias por todo!


Después de unos intensos días en Joal-Fadiouth, nos dirigimos más al sur para visitar el Parque Nacional del Sine y del Saloum.

La carretera está en mal estado, pero la están arreglando, de hecho estuve hablando en Joal con unos compatriotas que están trabajando en la construcción de un puente en Samba Día. A la izquierda se puede observar la carretera que está en construcción, mientras habilitan una provisional, campo a través.





De camino nos encontramos con algunos ahumaderos de pescado.



Según nos aproximamos al parque se empiezan a ver las primeras palmeras desde que dejamos Marruecos,



pero las imágenes de las aldeas siguen siendo muy parecidas.





El delta de los ríos Sine y Saloum están declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.



En toda esta zona ocurre como con las Rías Gallegas, no sabes cuando el agua es salada y cuando es agua dulce.









Playa de Palmarín con los restos de un naufragio.







Al día siguiente nos dirigimos más al sur hasta Djifer donde contratamos los servicios de una piragua para visitar varias islas del delta para la observación de pájaros y una "balade en pirogue"









Gaviotas, pelícanos y creo que ibis.



Mi amigo Diego me dirá que es una gaviota cabecigrís africana (Choroicocephalus cirrocephalus poiocephalus), pero eu penso que é un paxaro.







De isla en isla y tiro porque me toca.



Aquí preparada para una "balada en pirogue" por los manglares.







De regreso en un sept-place, que arrancó cuando se completó su capacidad, aunque tengo que reconocer que como no aparecía el séptimo miembro para que saliera el vehículo, lo pagamos nosotros y en lugar de septplace, en este caso fue un sex-place (cuatro detrás y dos delante, aparte del conductor, claro). Fue un viaje de lo más cachondo, ya que el vehículo era un cascajo viejo, pero el equipo de música era de lo más innovador, funcionaba por bluetooth de un pendrive que tenía en la llave de contacto y nos puso música salsa y tambores africanos, que bailamos como si fuera una sala de fiestas.



Aquí pondríamos fin a nuestro viaje por la petite côte y el delta del Sine y el Saloum.

A partir de aquí pondremos proa de nuestro vehículo al País Basari, y tendremos que atravesar el país de lado a lado. Nuestras informaciones son que tendremos temperaturas superiores a los 40 ºC.

2 comentarios:

  1. Hola amigos. Realmente espectacular y envidiable. Hermosos sitios y fotos.
    Cuanto habrá para descubrir del continente negro que ni imagina uno!
    Salud y que continúen muy bien.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cierto Fernando. Nos consideramos unos privilegiados por estar viviéndolo en directo y esperamos poder seguir contándolo, porque nos llegan noticias inquietantes sobre fronteras cerradas entre Guinea Conakry y Costa de Marfil, que en caso de confirmarse no tendríamos alternativa por carretera. Dios proveerá.
      Un abrazo.

      Eliminar